Olfatométricos

Utilizamos la olfatometría de campo con el Nasal Ranger™ para medir la intensidad de cada tipo de olor y obtener una base numérica consistente que demuestre por ejemplo, que el impacto odorífero de una actividad es aceptable, que las quejas por malos olores de una comunidad están justificadas o que el nivel de olor en una tienda es el de confort olfativo. En caso necesario, proponemos medidas correctoras en base a las Mejores Técnicas Disponibles (MTD). 

La olfatometría de campo permite distinguir cuantitativamente los conceptos: detección/molestia de olores gracias a los parámetros FIDO (Frecuencia-Intensidad-Duración-Ofensividad) y los perfiles de exposición odorìfera meteo-FIDO para aire ambiente.

Químicos

Utilizamos la captación activa de muestras de aire mediante la Microextracción en Fase Sólida (SPME) y la Cromatografía de Gases-Espectrometría de Masas (GC-MS) para identificar y cuantificar los niveles de los compuestos en aire ambiente (focos específicos, emisiones difusas/fugitivas, etc.) o en aire interior (reparaciones defectuosas, conducciones de saneamiento, sistemas de climatización, materiales deteriorados, intrusiones por estructuras comunes, etc.). En el período 2005-2021 se ha podido asignar el origen más probable para un 65% de los más de 500 compuestos orgánicos identificados .

Percepción social

Utilizamos diarios de olores para medir cuantitativamente el grado real de percepción social de la molestia. La participación voluntaria de los afectados, previa calibración olfativa individual, nos permite evaluar mediante indicadores numéricos el impacto/molestia actual de las actividades emisoras así como la eficacia de los cambios operacionales o de las medidas correctoras. 

Integrales

Aplicamos metodologías complementarias para abordar con objetividad cada caso particular y obtener peritajes rigurosos para futuras acciones del cliente.